Sus insinuaciones de carácter sexual me producían tal repulsión y asco, pero a la par miedo dados los antecedentes de agresión que pudieron matarme. Yo sólo esperaba que terminaran y no me atreví, como en la ocasión anterior, de expulsarlos radicalmente de mi propiedad privada, porque la juerga que se llevaban auguraba mal final. Nunca he podido entender mejor las agresiones de género que se producen, pero este acoso psicológico me dejó con incapacidad de respuesta porque estos operarios representaban el machismo más nauseabundo que nadie pueda imaginar. Éstos representaban la España Negra, la España fascista más reaccionaria de la dictadura, la España sin derechos humanos, con unas alusiones homófobas radicalmente punibles, repugnantemente groseras y todo esto hoy dentro de una Constitución democrática asentada en derechos, respetuosa con la propiedad privada y con leyes de defensa del consumidor. COMUNICADO AL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN DE AMTRUST INTERNATIONAL UNDERWRITERS LTD. 23/06/2014.


Hace un mes aproximadamente una empleada de los servicios de calidad de la empresa Reparalia se ponía en contacto conmigo para hacerme una encuesta sobre la satisfacción en los servicios prestados por la empresa en mi domicilio.

Le comuniqué que mi valoración era de un 0, debido a las reiteradas agresiones que he sufrido en mi domicilio de Ateca (España, Calle Barrio Nuevo Nº21, C.P 50200) por los operarios de Reparalia.

La primera agresión se dio a finales de diciembre de 2013. De esa agresión envié un comunicado al Consejo de Administración de su empresa.
Hace una semana otro empleado de los servicios de calidad de Reparalia volvió a pedirme por teléfono valoración del último de sus servicios en mi domicilio de Ateca (Era una falta de respeto reiterada).
Mi contestación volvió a ser que la valoración era extraordinariamente negativa.

No comprendo muy bien la insistencia de los servicios de calidad en preguntar sobre mi valoración con respecto a ellos, o más bien, sí que puedo entenderlo y voy a tratar de explicarlo.

Hace seis meses, en diciembre, solicité la prestación denominada “Manitas”, que según mi póliza tengo derecho a recibir a lo largo de todo el año del contrato, en dos ocasiones y con una duración de dos horas cada una.

Durante la primera prestación de servicios de dos horas, dos empleados de su empresa se negaban en principio a resolver los problemas del goteo de un grifo del cuarto de baño y de la obstrucción de otro grifo en el fregadero de la cocina. Como yo era consciente de que mi póliza me daba este servicio de dos horas para el arreglo de pequeñas reparaciones les insistí en que deberían arreglarlos. Se negaron y en ese momento, después de que se comunicaran por teléfono con la empresa y de que la empresa pusiera alguna pega, les conminé a que abandonaran inmediatamente mi domicilio.

De este hecho ocurrido tienen datos en una carta que les envié tanto a Amtrust International como a Reparalia España y a Endesa España, que era la que me había empujado a contratar sus servicios, se examinaba en la carta de tres folios pormenorizadamente toda la agresión que sufrí cuando me cogieron del cuello negándose a abandonar mi domicilio.

No obstante, y después de varias comunicaciones con el Director General de Atención al Cliente de Reparalia España, d. Agustín Domínguez, no presenté denuncia ante los juzgados.

 Me enviaron a otros dos trabajadores uniformados como operarios de Reparalia que no eran de la subcontrata de los empleados que me agredieron (“CERAMICAS BIBILIS, S.L”) según se identificaron y resolvieron uno de los problemas, ya que el problema de la obstrucción del grifo de la cocina lo resolví yo mismo con un alambre. Estos operarios fueron muy educados y amables.

El Director de Calidad me aseguró que jamás enviarían a ningún empleado de la subcontrata “CERÁMICAS BIBILIS, S.L”  que me había agredido en mi domicilio de Ateca.

Pasado el tiempo y en el mes de marzo traté de utilizar otro contrato de seguro que mantengo con ustedes “Contrato Electricidad Total Plus” y pedí que me revisaran, también en el apartado de dos horas de un “Manitas” para tareas del hogar, un enchufe que falla y abrir un nuevo punto de luz, cambiar una lámpara y arreglar un interruptor. En esta ocasión vinieron dos empleados de la empresa de Calatayud (España) denominada SANICOR (Situada en la Calle Madre Puy, 2).

Desconfiando del personal que me podían mandar y teniendo en cuenta la agresión que había sufrido previamente con los trabajadores de la subcontrata de Reparalia, me aseguré en esta ocasión de no estar solo durante la reparación, y así había concertado desde Zaragoza la visita en la misma hora y en el mismo dia de un cristalero que me repararía un cristal de la puerta de entrada. Así mismo, y dada mi imposibilidad de conducir, me llevó desde Zaragoza un chofer que, a la par, soldaría una puerta de un corral que tengo enfrente de la vivienda.

A la reparación llegan dos operarios de Reparalia, uno de ellos propietario de la subcontrata SANICOR y otro más que, aunque no era uno de aquellos agresores, reconocí que formaba parte de la subcontrata “CERÁMICAS BIBILIS, S.L” cuyos operarios me habían agredido, faltando así a la promesa del Director de Calidad de no enviarme a ningún operario de aquella subcontrata. Éstos suben a la casa, les explico las reparaciones dándose un ambiente de conversación entre ellos de auténtica agresión psicológica hacia mí. Me pregunta uno de ellos insistentemente si iba a estar solo en mi casa de Ateca durante muchos días. Lo preguntan hasta 4 veces y a ninguna de ellas respondí. La conversación entre ellos era del tenor de que era gente que podía hacerle “un favor” a cualquiera.
Me di cuenta inmediatamente que habían estado en comunicación con los operarios que me agredieron y estaban en un tono de autosuficiencia y falta de respeto impropio de cualquier trabajador con un cliente y en una casa ajena.

 Sus insinuaciones de carácter sexual me producían tal repulsión y asco, pero a la par miedo dados los antecedentes de agresión que pudieron matarme.
 Yo sólo esperaba que terminaran y no me atreví, como en la ocasión anterior, de expulsarlos radicalmente de mi propiedad privada, porque la juerga que se llevaban auguraba mal final.

Nunca he podido entender mejor las agresiones de género que se producen, pero este acoso psicológico me dejó con incapacidad de respuesta porque estos operarios representaban el machismo más nauseabundo que nadie pueda imaginar. Éstos representaban la España Negra, la España fascista más reaccionaria de la dictadura, la España sin derechos humanos, con unas alusiones homófobas radicalmente punibles, repugnantemente groseras y todo esto hoy dentro de una Constitución democrática asentada en derechos, respetuosa con la propiedad privada y con leyes de defensa del consumidor.

La náusea y repugnancia que yo sentía, el terror psicológico a ser agredido por aquellos individuos que llegan a la casa de una persona mayor, enferma, sintiéndose libres para usar un doble lenguaje analfabeto de frases comunes y malintencionadas generan en mí la humillación más importante que haya tenido nunca en mi vida.

Cuando en esta circunstancia y transcurridos tres cuartos de hora, llama a la puerta el cristalero de Calatayud, que se había retrasado, y empieza a arreglar el cristal. Estos otros dos individuos de Reparalia sufren un parón en su verborrea repugnante.

Al cuarto de hora llega mi chofer que ha terminado de reparar la puerta del corral. La sorpresa de los dos sujetos les lleva a preguntar al cristalero si se había traído ayudante, se lo preguntan hasta en 4 ocasiones. El cristalero, que era consciente del clima ofensivo que se estaba produciendo me mira, se sonríe y les deniega decirles nada sobre aquel nuevo hombre que acababa de llegar y que no era otro que el chofer que me había traído desde Zaragoza. Este buen profesional de la cristalería, termina su trabajo, me saluda y se marcha.
 Cuando los dos interfectos se dan cuenta de que el chofer no viene con el cristalero, su actitud verbal aumenta en grados de ofensa haciendo alusión a que con dinero se tiene lo que se quiere, alusión que se refería al chofer.

Terminaron rápidamente el trabajo, no como les había indicado, de colocar una lámpara sobre un escritorio para poder encenderla y apagarla según yo la necesitara, si no que la conectaron directamente con la lámpara central de la habitación, de tal manera que se enciende y se apaga con el interruptor de dicha lámpara. Este profesional de Reparalia no traía ningún tipo de material, habían incluso sujetado un cable blanco en una pared blanca con unas grapas negras que llevaban en los bolsillos, ya que las que había comprado yo eran pequeñas.

Como digo, el propietario de SANICOR hace terminar rápidamente al operario el trabajo y en presencia de mi chofer me dice con gesto autoritario, “venga, sube y firma los papeles”. Me conmina a subir desde la habitación al comedor y mientras sube, va repitiendo “Así que d. Manuel, así que d. Manuel, así que d. Manuel” (con esa expresión reiterada empieza a reconocer que no habían sido llamados para hacer ningún favor de índole sexual a nadie y se da cuenta el propietario de que estoy acompañado hasta por mi chofer que era el encargado de traerme a Zaragoza de vuelta, dándose cuenta este individuo de que yo soy d. Manuel y de que ninguna persona es inferior a otra, además de que un cliente es siempre un cliente, y que la intención de estos dos operarios era nauseabunda. Interpreto que se habían reído de mi junto con los dos operarios que me habían agredido con anterioridad y que vinieron a mi casa como “Manitas” a hacerle “un favor al viejo rico”. Está claro que habían hablado con los que me habían agredido hacía unos meses.

Todo este atropello solo se puede entender dentro de unos esquemas mentales de la España Negra, la España machista, la España autoritaria, la España violenta, la España de Puerto Hurraco. Los operarios se atrevían a insinuar al viejo, que por lo que se ve “lo iban a satisfacer” y “meter” etc, etc, etc…Nunca un profesor con dos carreras universitarias, con dos oposiciones impartiendo clase en su momento en la universidad podía, como me pasó a mí, entender lo que estaba sucediendo.

El Director de Calidad de Reparalia d. Agustín Domínguez se había negado a darme los nombres de los dos agresores físicos de la subcontrata de Reparalia “CERÁMICAS BIBILIS, S.L” porque decía que no podía saberlo. D. Agustín, para vengarse del viejo que había protestado, se encargó de mandar a otros dos operarios de otra subcontrata de Reparalia “SANICOR” que, aunque en esta ocasión (probablemente al estar acompañado del cristalero y del chofer/soldador, que era un joven militar español llegado de la Guerra de Afganistán) no llegaron a la agresión física, pero sí a la agresión y maltrato  psicológico de género desde el momento en que entraron a mi propiedad privada. Casi puedo afirmar que las dos subcontratas son la misma empresa ya que intercambian sus trabajadores. Si esto es así no cabe duda de que no aprendieron nada de su agresión inicial y que han vuelto a intentar una agresión todavía más grave.

Debo denunciar también que el individuo o propietario de SANICOR me hizo firmar el justificante de su actuación en blanco y yo, por miedo, no pude decir absolutamente nada, ya tenía ganas de que se marcharan inmediatamente.
Exijo la dimisión inmediata del cerebro de esta macabra situación contra mi dignidad, que es el Director de Calidad de Reparalia, D. Agustín Domínguez. Bien por cómplice o por omisión radical dentro del área en la que él es el máximo responsable. Posiblemente para remachar más en la agresión hace que me llamen en pocos días, dos veces, operarios de calidad para preguntarme sobre mi opinión de las intervenciones en mi domicilio.

Quiero manifestar que hago responsable a Amtrust International Limited, con domicilio social en 40 Westland Row, Dublin 2 (Irlanda).

Al igual que al mediador Reparalia Direct S.L.U, agencia de seguros vinculada, inscrita en el Registro Administrativo Especial de Mediadores de Seguros de la DGSFP con la clave AJ137, la cual tiene suscrito seguro de responsabilidad civil y dispone de la capacidad financiera necesario legalmente exigida, y con domicilio social en Camino Cerro de los Gamos 1 Edificio 5, 28224 Pozuelo de Alarcón, Madrid.

 Pido también una reparación por parte de Endesa, empresa que me empujó a contratar los servicios de Reparalia y cuyo anagrama figura junto al de Reparalia en los contratos.

Espero me pidan excusas sobre toda esta problemática y que en esta ocasión sí que en un escrito firmado por parte de estas tres empresas me comuniquen que prescinden de esas dos empresas subcontratas que son la misma asegurándome de que nunca les van a pedir colaboración para las actividades de ustedes.

Atentamente Fdo. Manuel Pérez Barra.

Nº de Póliza: 08580236
23/06/2014